El abogado defensor que asume casos de tráfico de drogas tiene por delante una tarea verdaderamente ardua. La complejidad de estos casos es variable, así como las circunstancias propias de cada uno, por tanto, las estrategias para la defensa han de ajustarse a las interioridades del proceso de marras. Es muy improbable que la conformación de la defensa de un caso calce en otro al pie de la letra.
Sin embargo, algunas estrategias de defensa son usadas más que otras, debido a que engranan bien con los rasgos que le son comunes a los procesos de narcotráfico en general.
EL ABOGADO DEFENSOR Y LAS ESTRATEGIAS DEFENSIVAS.
El abogado defensor, desde que tiene en sus manos el caso, y mucho antes de posar la vista sobre el expediente de la instrucción, (podríamos decir que desde que sostiene la primera entrevista con la persona que le requiere, ya sea el acusado personalmente, o un familiar suyo si aquel está en prisión) pone su mente a trabajar en función de definir la mejor estrategia a adoptar.
La forma de ver las cosas, y el razonamiento del abogado defensor en casos de narcotráfico, están condicionados, debido a su recio entrenamiento, para que cada detalle del caso que le ocupa sirva para perfilar la estrategia que adoptará en la defensa.
Cuando el abogado defensor se entrevista con su cliente directamente, y cuando examina el atestado criminal, se completa el cuadro que necesita para construir una sólida defensa.
Las circunstancias personales del acusado y las pruebas de que dispone la instrucción penal, se someten a una combinación cruzada, de la que el abogado defensor en casos de narcotráfico extrae las herramientas para realizar un buen trabajo, siempre en favor del mejor resultado para su defendido.
LA ESTRATEGIA DEFENSIVA QUE SE PIENSA PRIMERO.
Hoy quisiéramos, desde la óptica del abogado defensor en casos de tráfico de drogas, comentar sobre una de las estrategia de la defensa más socorridas, y que constituye aquella que se considera en primera opción, en la generalidad de los casos.
Decimos en la generalidad de los casos, sin absolutizar, porque siempre está vigente la necesidad de adecuación del plan de acción al caso concreto.
En fin, la estrategia defensiva de la que queremos comentar es la alegación de que la droga objeto de los cargos no pertenece al acusado.
Para que esta estrategia sea viable, es necesario que concurran los siguientes presupuestos:
PRIMERO: Que no se prueben actos de dominio del acusado sobre la sustancia. Tales actos de dominio indican propiedad, pertenencia, y entonces esgrimir la estrategia defensiva de la que estamos hablando aquí sería ilógico. Por ejemplo: La persona que es sorprendida en tenencia de drogas intenta destruirlas, incluso puede lograrlo con alguna cantidad, arrojándola al mar, o prendiéndole fuego, aunque el resto es incautado por la policía y constituye el cuerpo del delito. La destrucción de la droga que poseía es un acto de dominio que indica pertenencia, porque nadie destruye lo que no es suyo, ni mucho menos puede hacerlo con lo que ignoraba que estaba entre sus cosas. Una situación de este tipo hecha por tierra la posibilidad de esgrimir como defensa que el acusado no era el dueño de la droga hallada.
SEGUNDO: Que los cargos sean solo por posesión. Esto es, que los hechos no integren otra figura delictiva, como por ejemplo la transportación o la comercialización, porque ello también impide que se pueda alegar desconocimiento sobre la existencia de la sustancia en cuestión.
TERCERO: Que la droga no haya sido encontrada flagrantemente en las manos del acusado o dentro de su organismo. Cuando las drogas se encontraban ocultas, o dentro de otros objetos, vehículos, o inmuebles del acusado, el argumento que referimos aquí puede adquirir buena solidez, porque las drogas pudieron ser introducidas entre sus pertenencias sin su conocimiento, y sin su autorización, tal vez con marcada intención de incriminarle. Aun cuando las drogas son halladas encima suyo, dígase en su ropa, bolsillos, cartera, etcétera, aunque más difícil, pudiera sostenerse esta defensa, si se trata de cantidades fácilmente deslizables sin que se note. Sin embargo, la persona es sorprendida sosteniendo la droga, haciendo manipulación de ella, acomodándola, empaquetándola, etcétera, es muy poco viable alegar que desconocía de su existencia. Así mismo sucede cuando la droga se encuentra en interior del organismo del acusado, situación que constituye un muy difundido modo de transportación, como por ejemplo en el estómago, cavidad rectal o vaginal.
OTROS ASPECTOS QUE INCIDEN EN LA VIABILIDAD DE ESTA ESTRATEGIA
El uso efectivo de la estrategia que consiste en negar la pertenencia de la droga a la persona imputada va a depender también de algunos otros factores que inciden de forma bastante importante en la credibilidad de esta posición y sus posibilidades de éxito. Veamos una muestra de ellos:
- La reincidencia. Cuando se trata de una persona que tiene antecedentes penales por conductas de esta misma naturaleza los juzgadores encuentran bastante base para hallar débil esta postura de la defensa.- Adicción del acusado al consumo de la sustancia en cuestión.- La existencia de personas allegadas al acusado adictas, o en proceso de desintoxicación, que estén sufriendo los síntomas del síndrome de abstinencia.
Los supuestos anteriores inciden sobre la factibilidad de esta estrategia defensiva de forma negativa, pero también podemos citar algunos que lo hacen positivamente, es decir, refuerzan la resistencia de este argumento: